jueves, 21 de septiembre de 2017

Después del sismo

Alrededor de los derribos se congregaban miles de personas dispuestas a ayudar, a traer una pala, una sierra, un pico. Los solidarios son tantos que de pronto entorpecen la circulación en las colonias Condesa y Roma.

21/09/2017 01:44 AM

México

Gil Gamés abandonó el mullido sillón y salió a caminar por las calles donde el temblor dejó edificios caídos, desolación y muerte. El miércoles amaneció soleado y triste, un día ansioso y una tarde lluviosa. Largas filas de jóvenes, hombres y mujeres, avanzaban por las calles. Llevaban casco y pala, agua, víveres. A la una y media, 24 horas después del terremoto, algunas zonas de la ciudad habían sido tomadas por una multitud de jóvenes dispuesta a ayudar, a mover piedra sobre piedra. En las colonias Condesa y Roma, los centros de acopio se volvieron auténticos centros de solidaridad. Sobraban manos y la ayuda a todas luces resultaba un gran apoyo que desbordaba a los damnificados. La cantidad impresionante de donativos debería salir a otros lugares del país donde se necesitan con urgencia.

Alrededor de los derribos se congregaban miles de personas dispuestas a ayudar, a traer una pala, una sierra, un pico. Los solidarios son tantos que de pronto entorpecen la circulación en esa parte de la ciudad. Gil cavila. Algo ha ocurrido en medio de la debacle: de la sociedad civil a la multitud de jóvenes. Ciertamente el Ejército y Protección Civil hacen su trabajo, pero los jóvenes imponen su ley numerosa de entusiasmos sin freno. Gilga nunca había visto las calles suspendidas por los impulsos genuinos de la ayuda a los demás a cambio de nada, o bueno, a cambio de una tarde y una noche de autorreconocimento (a veces Gilga redacta como Monsiváis y se le entiende poco).

Aprender

La revista Proceso publicó en su sitio un artículo de Juan Carlos Ortega Pardo. “Diez veces más débil que el del 85”. En estas letras, Ortega pardo afirma, y con razón, que “la escala de Richter es logarítmica, y no lineal. Esto significa que un terremoto de 8.1 grados tiene una magnitud diez veces mayor que uno de 7.1 (y no sólo es 10% 0 15% más fuerte, como podría pensarse). Dicho de otro modo: ayer, un sismo diez veces menor que el de 85 derribó 40 edificios y mató a casi 100 personas en la Ciudad de México”.

Gil se llevó los dedos índice y pulgar al nacimiento de la nariz y meditó: de acuerdo con los logaritmos, pero ¿quién podrá explicarle a Gilga por qué edificios que soportaron el terremoto del 85 cayeron en 2017? Gamés los ha visto, ahí estaban, no fueron reconstruidos ni mucho menos, simplemente no soportaron, con todo y logaritmo, el sismo de 7.1. Misterio: un terremoto de 8 no destruye una edificación y uno de 7 sí, explíquenle eso a Gamés.

Ortega Pardo escribe en Proceso: “en 32 años no aprendimos un carajo. Una escuela y un taller textil se nos derrumbaron; se siguieron dando permisos de papel; se permitió que gente viviera en edificios viejos y dañados (y gente decidió vivir en edificios viejos y dañados); Protección Civil no hizo las revisiones suficientes, nuestra conciencia y capacidad de exigir tampoco avanzaron y a nadie le interesó explicarnos la diferencia entre intensidad y magnitud”. Así que descubrimos que no estábamos en manos de la planeación y la prevención sino de la suerte (…) el Estado falló. Su principal función es la de garantizar la seguridad y volvió a fallar”.

Gil ya entendió: el culpable del sismo es Peña Nieto. O no solo él, sino los jefes de Gobierno de la ciudad, muy principalmente Cárdenas y Liópez. Con la pena, pero Gamés sostiene que se han hecho avances notables en materia de prevención. Y que un terremoto siempre tendrá, como en todas partes del mundo, resultados impredecibles. Tal vez Ortega Pardo viva en un mundo paralelo, o quizá no salió a la calle: el exterior cura de las ensoñaciones.

Repetir

Ahora mal sin bien: en México incluso la mano del destino juega con el absurdo. ¿O alguien podría explicarle a Gil por qué 32 años después de un terremoto ocurre un sismo gigante ¡el mismo día!? ¿Entonces los 19 de septiembre tendremos que esperar algo terrible? ¿Saben una cosa? Gamés va a retirarse a sus habitaciones y si viene una réplica saldrá como diablo que lleva el alma, o como se diga.

Caracho, todo es muy raro, Ítalo Calvino: Toda historia no es otra cosa que una infinita catástrofe de la cual intentamos salir lo mejor posible.

Gil s’en va

gil.games@milenio.com

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