jueves, 30 de mayo de 2019
Mi cena con Hervé - Reseña de Amerika Pacheco
Pocas ocasiones la alquimia del cine nos regala la coincidencia que el enano más famoso del mundo en el programa de televisión más grande del mundo de esa época pueda ser interpretado por el enano más famoso del programa de televisión más grande del mundo y de todos los tiempos. El resultado es una interpretación soberbia, insólita y entrañable.
Todos los que me conocen saben que nací con memoria RAM de 32 megabytes. Y no es queja. Poseo una envidiable genética, ya que, gracias a mi corta memoria, solamente conservo los recuerdos que mi procesador identifica como importantes. En el álbum mental de las escasas (y primigenias) postales que conservo de la infancia, solo hay imágenes de mi papá. Nuestro amor, cercanía y complicidad son las únicas evocaciones que permanecen intactas de los primeros 5 años de vida de la pequeña América.
Víctor -mi papá-, siempre fue fanático del béisbol, el cine y la televisión, por lo que, al estar prácticamente bajo su cuidado, fui programada conductualmente a seguir sus pasos y aficiones. En 1979 no contaba con el presupuesto para adquirir la cámara de sus sueños: una portátil Sony Portapak, pero eso no le impidió guardar para la posteridad más que imágenes de su primogénita. En ese año, durante nuestros largos periodos frente al televisor, tuvo la idea de grabar mi voz en casetes de audio. La razón es simple: su hija de 3 años enloquecía y gritaba: “¡El avión, el avión!”, mientras daba de vueltas por toda la sala, borracha de emoción cada vez que su padre sintonizaba el canal 5 a la hora exacta en la que comenzaba el programa favorito de ambos. Para los jóvenes que no huelan a naftalina como la que suscribe, y no tengan idea la referencia del grito; les explico:
“¡El avión, el avión!” corresponde a la frase más célebre del enano más célebre de Hollywood en aquellos años: Hervé Villachaze, mejor conocido como “Tatoo”.
Entre 1979 y 1984 se transmitió en México una serie estadounidense llamada “La Isla de la Fantasía” protagonizada por el actor mexicano-español Ricardo Montalbán (Mini Espías) como “el señor Rourke” y el actor francés Hervé Villechaize (007: The man with the golden gun) como el entrañable enano “Tatoo”. La naif premisa de este programa (uno de los más exitosos de su época) versaba en que por un módico pago de 50K USD, la isla regenteada por el señor Rourke de marras era capaz de cumplir la más extravagante de tus fantasías. Lo que fuera. Cualquier alocado sueño guajiro podía ser cristalizado visitando esta misteriosa isla enclavada en un remoto lugar del Pacífico. Las dos únicas condiciones del contrato con el visitante indicaban que, después de haber abandonado la isla, era imposible permanecer en ella o regresar y que estaba estrictamente prohibido hablar con nadie sobre dicha experiencia. La verdad, la moraleja del programa era todo un discurso moral sobre las desventajas de obsesionarse con nuestros deseos más obstinados sin antes valorar la fortuna de nuestro presente. La Isla de la Fantasía era el código moral pop de los 70’s. That’s it.
Lo anterior viene a cuento porque el gran actor estadounidense Peter Dinklage (Game of Thrones, The Station Agent) cumplió el año pasado uno de los sueños más acariciados de su carrera. Sueño que le costó 14 años llevar a cabo: filmar la película “Mi cena con Hervé Villachaize” y que tuve la fortuna de ver hace un par de días en HBO.
Lo notable de esta cinta, -que no es una biopic, sino algo mejor- es que cuenta la trepidante entrevista que le realizó el escritor y periodista Sacha Gervasi (quién también la dirige) al actor francés, una semana antes de su trágico suicidio. La historia de Gervasi no es otra cosa que la carta de despedida que el entrañable Tatoo decidió legarle al mundo y creo que nadie debería perderse.
La trágica ironía de la cinta es que el actor más infravalorado por su condición de enano sea representado por el actor más valorado por su condición. La justicia poética es perfecta y de timing envidiable.
Uno de los primeros aprendizajes de “Mi cena con Hervé” es descubrir a Hervé como un artista brillante, talentoso e increíblemente educado. A sus 17 años se convirtió en el pintor más joven en exhibir su obra en un museo de París. Hijo de un médico francés de abolengo y de una madre enfermera, tuvo la educación más refinada de su época, a pesar de que nació en medio de un bombardeo Nazi. Evento traumático al que su madre atribuyó su “deformidad”. Las mayores tragedias de Hervé no son únicamente atribuibles a su enanismo, sino a sus problemas congénitos que la acompañaron, así como al empeño enfermizo de su padre a curar lo incurable. Al menos su madre lo rechazó toda su vida, mientras que el amor descomunal del doctor Jean-Pierre lo sometió a innumerables y dolorosos experimentos médicos. Muchos de ellos parecían concebidos por la mente siniestra del Doctor Mengele. Investigando un poco la biografía del actor francés, uno acaba descubriendo que la cinta se queda corta en cuanto a mostrar la crudeza del sufrimiento al que fue sometido durante su infancia.
Hervé comprendía su naturaleza sin remilgos. Supo antes que sus médicos que su naturaleza era irreversible y aprendió a ser feliz con ella. Una muy juvenil sabiduría lo hizo entender que, al margen de los estereotipos, todos los seres humanos estamos jodidos de una manera u otra. Al menos, él tenía su jodidez plenamente delimitada.
Lamentablemente, el mundo se encargó de hacerle ver que el entendimiento tridimensional de la existencia de un ser humano nunca basta. Siempre quedan “los otros”. Su principal cruzada no fueron sus evidentes limitaciones, sino sobrevivir a las limitaciones que le impusieron los demás. Fue dolorosamente humillado, moral y físicamente. Después de la última paliza callejera que lo mandó al hospital con varios huesos rotos, su padre decidió mandarlo a vivir a USA.
Sus allegados más cercanos lo recuerdan como un sujeto increíblemente singular. Simpático, brillante, de gusto exquisito. De naturaleza cómica e irremediablemente alineado. Loco como una cabra de la pradera (la escena en la que se gana el papel del villano “Nick-nack” para la película de 007, da cuenta a cabalidad de ello).
La cinta es de estructura revisionista y está dirigida por Sacha Gervasi y narra la fortuita amistad surgida entre el periodista Danny Tate (Sacha Gervasi) y Hervé luego de una obligada entrevista y una delirante noche por Los Ángeles (aunque en la vida real, dicha entrevista duró una semana) que trastocaría la vida de Tate por siempre. Todos los vistazos al origen e historia de Hervé son contados a modo de flashback. El cast se completa con la tibieza del actor Jamie Dornan (Fifthy Shades of Gray) y la galanura eterna de Andy García (The Goodfather).
En entrevista para medios ingleses, Peter Dinklage explica las razones por su fascinación por el personaje: “Hervé ciertamente tuvo gran alegría y gran ira. Tenía más sentido del humor que yo”. Dinklage confiesa que Gervasi le ofreció el proyecto después de verlo interpretar en teatro a Ricardo III. “Pensé que era una gran idea. Yo no sabía mucho sobre Hervé. Sabía quién era, como todo el mundo: Tatoo, “el avión, el avión”. Y pensé que él era realmente fascinante, por mi tamaño. Sentía también curiosidad por ese otro tipo, y por la vida que llevaba, que se revelaba en las charlas con Sacha, y en su breve guion”
El actor luchó por sacar el proyecto, y una vez que dio concluida la séptima temporada de Game Of Thrones, los ejecutivos de HBO le permitieron poner en marcha la producción de este proyecto. Peter estudió montones de viejas cintas de Villechaize para perfeccionar la característica más célebre de Hervé: su voz. Peter se ha encargado de dejarle muy claro a la industria que él no es el actor que tomaría un papel que parodiara su estatura. Ha sido -quizás- el único actor enano en jamás aceptar un papel que denigre su enanismo, pero al aceptar encarnar al actor más estereotipado no lacera sus principios, todo lo contrario. Pocas ocasiones la alquimia del cine nos regala la coincidencia que el enano más famoso del mundo en el programa de televisión más grande del mundo de esa época pueda ser interpretado por el enano más famoso del programa de televisión más grande del mundo y de todos los tiempos. El resultado es una interpretación soberbia, insólita y entrañable. He leído a la crítica especializada con la sentencia implacable: “Dinklage es mejor actor que el hombre al que interpreta”. Claro. Hervé era un actor solventísimo, aunque mejor pintor. Sin embargo, las épocas que los separan se distinguen años luz. El fenomenal actor de GOT tuvo la suerte de crecer artísticamente en un periodo de profusa luminosidad.
Sacha Gervasi señala que -emulando de alguna manera la sabiduría del señor Roulke- “Hervé se perdió en el vacío de la fama. Todo lo contrario a Peter, quién está decidido a hacer lo contrario”. “Es casi una advertencia para él: cómo no ser una víctima del éxito, mantenerse a tierra”. “La adicción (como en el caso de Hervé: a la fama, a la fantasía) es un recurso para eliminar el dolor de la vida”. Gervasi responsabiliza por completo a Villechaize por alterar el curso de su carrera. En 1993 (la época de la entrevista) el otrora reportero entró en shock cuando se enteró de la muerte del actor, a escasos días de su último encuentro. Trató en vano de convencer a sus editores de publicar el homenaje de 5,000 palabras que escribió para despedir a Hervé, pero en respuesta solamente obtuvo una publicación de un texto de poco menos de 500 palabras. Gervasi -fúrico- abandonó el periodismo para dedicarse por completo a la escritura de guiones. “Este encuentro cambió mi vida de la oscuridad a la luz”, dijo Gervasi en el estreno de la cinta. “Eso fue un regalo que Hervé me dio, y esta película es mi regalo para él”.
Han transcurrido cerca de cuarenta años de las grabaciones que realizó Víctor Pacheco a la voz infantil del poema de sus días y casi 20 de que se perdieron esa extraña colección de casetes en medio de una trágica hecatombe familiar. Sin embargo, haber contemplado esa película, de alguna manera fue haber recuperado esos audios y haberlos escuchado nuevamente desde una niñez que cada día se aleja a pasos largos y decididos:
“¡Mira, papá, papá! ¡el avión, el avión!”.
Donde otros ven hechos absolutos, cifras, fórmulas exactas, yo aprendí de muy pequeña a reconocer la maravilla de la imaginación. Aprendí a ver símbolos, metáforas, fantasía y significados ocultos. Agradezco a Tatoo y a Peter por ser el corazón emocional de los objetos perdidos de mi memoria familiar.
My Dinner with Hervé
Producción: HBO, 2018
@amerikapa
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jueves, 23 de mayo de 2019
I Am Easy To Find es un álbum de The National, un filme de Mike Mills y un logro para el arte
// Por: Alejandro Franco
vie 17 mayo, 2019
Fotos por: Brian Berkowitz y Alejandro Franco
El pasado 26 de abril en The Orpheum Theatre, en Los Angeles, California, The National hizo una de las fechas especiales de una pequeña pero precisa gira, presentando I Am Easy to Find (2019), el octavo álbum de estudio de la banda norteamericana que se lanza hoy, 17 de mayo, a través del sello 4AD.
El álbum llega después del rotundo éxito de Sleep Well Beast (2017), pero no se parece en nada a dicho predecesor en la manera de ser concebido y desarrollado en el proceso creativo. Lo interesante del ejercicio es que la obra se desarrolló a la par de un cortometraje de 24 minutos, dirigido por Mike Mills, director de cine, amigo personal de la banda, conocido sobre todo por 20th Century Women (nominado al Oscar en 2016) y Beginners.
El filme que lo acompaña
Pero el disco no se trata de un soundtrack a la película corta que protagoniza Alicia Vikander (Tomb Raider), ni el trabajo audiovisual fue creado para ilustrar la pieza conceptual sonora que involucró a más de 70 músicos y varias mujeres invitadas a darle una fuerza especial a la producción. Más bien es un ejercicio creativo muy original, en donde todo se hizo en conjunto, junto pero separado, con una intención artística que se auto alimentó de inspiración entre ambas partes y que incluso le dio el crédito al cineasta, de co-productor del álbum.
Dicha fecha, en Los Ángeles, fue la última de un micro tour que incluyó otras ciudades como París, Nueva York, Londres y Toronto. Un show íntimo llamado “A Special Evening With The National”, con una puesta en escena que arrancó la velada con una sesión de preguntas y respuestas con el director, la protagonista y la banda.
El cortometraje va de la historia de la vida entera de una mujer promedio norteamericana, que no sufre necesariamente algo que la marque o que determine la historia, sino más bien captura las alegrías, tristezas, ganancias y pérdidas de un ser humano que en esencia sigue siendo el mismo al paso de los años. La manufactura es sencilla y la fotografía en blanco y negro, recordándonos por momentos incluso a Roma de Alfonso Cuarón, no solamente en la estética sino en la normalidad y realismo en pantalla de sus personajes.
La banda le dio las pistas de algunos tracks al director, otorgándole plena libertad creativa y a su vez, las canciones que no aparecen en el corto, hacen referencias y toman fragmentos de lo que se ve en la película. Ninguna depende 100% de la otra; sin embargo son proyectos gemelos, de diferente bolsa.
Un álbum distinto para la banda
El show en vivo fue muy distinto a un concierto regular de The National. Por momentos muy melancólico y contemplativo, el recital de los originarios de Cincinnati, incluía un diseño de iluminación de leds que enmarca el ensamble, con varios músicos invitados, entre los que destacaba Leslie Feist.
Curiosamente el álbum es el de mayor duración de la agrupación, con 63 minutos, pero el más distinto en sonido. Un The National “rebajado”, quizás de soundtrack, pero también débil y extraño en el acabado final. Las participaciones grabadas incluyen a Lisa Hannigan, Sharon Van Etten, Mina Tindle, Kate Stables y el Brooklyn Youth Choir, entre otros, son sin duda una buena idea, pero nos hacen extrañar la particular voz de Matt Berninger, que le dá siempre una identidad contundente al proyecto.
El lanzamiento también incluye dos audiocomentarios: uno del director Mike Mills y el otro de Berninger con su siempre mencionada esposa, Carin Besser, quien fue escritora de ficción para The New York Times. Como película, la pieza deja mucho que desear en términos cinematográficos y de manufactura. Como disco, es evidente que no es la banda que conocemos. Pero como pieza en conjunto, es un gran logro para el arte.
vie 17 mayo, 2019
Fotos por: Brian Berkowitz y Alejandro Franco
El pasado 26 de abril en The Orpheum Theatre, en Los Angeles, California, The National hizo una de las fechas especiales de una pequeña pero precisa gira, presentando I Am Easy to Find (2019), el octavo álbum de estudio de la banda norteamericana que se lanza hoy, 17 de mayo, a través del sello 4AD.
El álbum llega después del rotundo éxito de Sleep Well Beast (2017), pero no se parece en nada a dicho predecesor en la manera de ser concebido y desarrollado en el proceso creativo. Lo interesante del ejercicio es que la obra se desarrolló a la par de un cortometraje de 24 minutos, dirigido por Mike Mills, director de cine, amigo personal de la banda, conocido sobre todo por 20th Century Women (nominado al Oscar en 2016) y Beginners.
El filme que lo acompaña
Pero el disco no se trata de un soundtrack a la película corta que protagoniza Alicia Vikander (Tomb Raider), ni el trabajo audiovisual fue creado para ilustrar la pieza conceptual sonora que involucró a más de 70 músicos y varias mujeres invitadas a darle una fuerza especial a la producción. Más bien es un ejercicio creativo muy original, en donde todo se hizo en conjunto, junto pero separado, con una intención artística que se auto alimentó de inspiración entre ambas partes y que incluso le dio el crédito al cineasta, de co-productor del álbum.
Dicha fecha, en Los Ángeles, fue la última de un micro tour que incluyó otras ciudades como París, Nueva York, Londres y Toronto. Un show íntimo llamado “A Special Evening With The National”, con una puesta en escena que arrancó la velada con una sesión de preguntas y respuestas con el director, la protagonista y la banda.
El cortometraje va de la historia de la vida entera de una mujer promedio norteamericana, que no sufre necesariamente algo que la marque o que determine la historia, sino más bien captura las alegrías, tristezas, ganancias y pérdidas de un ser humano que en esencia sigue siendo el mismo al paso de los años. La manufactura es sencilla y la fotografía en blanco y negro, recordándonos por momentos incluso a Roma de Alfonso Cuarón, no solamente en la estética sino en la normalidad y realismo en pantalla de sus personajes.
La banda le dio las pistas de algunos tracks al director, otorgándole plena libertad creativa y a su vez, las canciones que no aparecen en el corto, hacen referencias y toman fragmentos de lo que se ve en la película. Ninguna depende 100% de la otra; sin embargo son proyectos gemelos, de diferente bolsa.
Un álbum distinto para la banda
El show en vivo fue muy distinto a un concierto regular de The National. Por momentos muy melancólico y contemplativo, el recital de los originarios de Cincinnati, incluía un diseño de iluminación de leds que enmarca el ensamble, con varios músicos invitados, entre los que destacaba Leslie Feist.
Curiosamente el álbum es el de mayor duración de la agrupación, con 63 minutos, pero el más distinto en sonido. Un The National “rebajado”, quizás de soundtrack, pero también débil y extraño en el acabado final. Las participaciones grabadas incluyen a Lisa Hannigan, Sharon Van Etten, Mina Tindle, Kate Stables y el Brooklyn Youth Choir, entre otros, son sin duda una buena idea, pero nos hacen extrañar la particular voz de Matt Berninger, que le dá siempre una identidad contundente al proyecto.
El lanzamiento también incluye dos audiocomentarios: uno del director Mike Mills y el otro de Berninger con su siempre mencionada esposa, Carin Besser, quien fue escritora de ficción para The New York Times. Como película, la pieza deja mucho que desear en términos cinematográficos y de manufactura. Como disco, es evidente que no es la banda que conocemos. Pero como pieza en conjunto, es un gran logro para el arte.
lunes, 8 de abril de 2019
PLANETA FUTURO -El genocidio de Ruanda, en la mirada de un maestro de la fotografía18 fotos
El 7 de abril se cumplen 25 años de una matanza que costó la vida a 800.000 personas en diez días. Presentamos una serie histórica de fotos del archivo de MSF y de Sebastião Salgado, algunas inéditas en los medios de comunicación, que documenta los esfuerzos por asistir a una población desprotegida en los momentos más críticos del exterminio
SEBASTIAO SALGADO | J.C. TOMASI | X. LA SALLE
6 ABR 2019 - 00:01 CEST
GENOCIDIO RUANDA
El genocidio de Ruanda, en la mirada de un maestro de la fotografía18 fotos
El 7 de abril se cumplen 25 años de una matanza que costó la vida a 800.000 personas en diez días. Presentamos una serie histórica de fotos del archivo de MSF y de Sebastião Salgado, algunas inéditas en los medios de comunicación, que documenta los esfuerzos por asistir a una población desprotegida en los momentos más críticos del exterminio
SEBASTIAO SALGADO | J.C. TOMASI | X. LA SALLE
6 ABR 2019 - 00:01 CEST
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1Abril de 1994. Salida al aeropuerto de Kigali de los primeros equipos del Comité Internacional de la Cruz Roja y de Médicos Sin Fronteras, evacuados después de tres semanas de misión médica en la capital ruandesa. Este 7 de abril se cumplen 25 años de una matanza que costó la vida a 800.000 personas en diez días. Esta serie histórica del archivo de MSF, con fotos de Sebastião Salgado hasta hoy inéditas, documenta los esfuerzos por asistir a una población desprotegida en los momentos más críticos del exterminio.XAVIER LASSALLE
2El 13 de abril de 1994, una misión quirúrgica de emergencia de MSF y CICR parte en convoy desde Bujumbura en Burundi, para llegar a Kigali, donde unos días antes había comenzado el genocidio de los tutsis ruandeses. En cuestión de horas, un orfanato se convierte en un hospital de campaña y los primeros pacientes llegan la misma noche en que llega el equipo. Los equipos de MSF se turnaron para operar en cooperación con el hospital del CICR que se convertirá en las siguientes semanas en un refugio para los supervivientes de las masacres, hasta la llegada del FPR a principios de junio.XAVIER LASSALLE
3Abril de 1994. Un paciente herido y su hermano que lo acompaña llegan al hospital MSF-CICR en Kigali, capital de Ruanda. A pesar de las intensas conversaciones con el coronel a cargo del área donde se encontraba el hospital, el equipo de MSF no pudo convencerlo para que tolerara la presencia del acompañante en el hospital y tuvo que pedirle que se fuera. Fue asesinado a 100 metros del hospital.MDB MSF
4En julio de 1994, entre 600.000 y 1.000.000 refugiados ruandeses llegaron a las regiones de Goma y Bukavu en el Kivu del antiguo Zaire. En Goma, los refugiados se dividen principalmente en tres campamentos: Kibumba, Katale y Mugumga. Con calor, falta de agua, alimentos y el brote simultáneo de una epidemia de cólera y disentería, decenas de miles de refugiados encontraron la muerte.SEBASTIÃO SALGADO CONTACTO
5En julio ya había más de 13.000 muertes, con altísimas tasas de mortalidad por día en Goma. MSF trabajaba principalmente en dos ejes: el manejo de las epidemias de cólera y disentería, y el suministro de agua potable. También se puso en marcha un programa de apoyo al orfanato.SEBASTIÃO SALGADO CONTACTO
6Área de distribución de alimentos, a pocos kilómetros del campamento de refugiados ruandés en Kibumba. Goma, antiguo Zaire. 1994.SEBASTIÃO SALGADO CONTACTO
7Antes fueron los tutsis los que huían de la muerte, y ahora lo hacen los hutus. Miles de personas escapaban del avance del Frente Patriótico Ruandés (FPR), de mayoría tutsi, hacia la ciudad congolesa de Goma, al oeste de Ruanda. Unos 350.000 refugiados llegaron en esos días a la ciudad.SEBASTIÃO SALGADO CONTACTO
8El puesto fronterizo de Goma recibe miles de refugiados hutus que pasan a Zaire huyendo de las tropas del Frente Patriótico Ruandés. En esta ciudad a orillas del lago Kivu murieron decenas de miles de ellos de cólera.SEBASTIÃO SALGADO CONTACTO
9Refugiados ruandeses esperan en filas para la distribución de agua en 1994, cerca del campamento de Kibumba. Goma, Zaire.SEBASTIÃO SALGADO CONTACTO
10Tres niños acogidos en el orfanato junto al hospital que había en el campamento número uno de Kibumba. Goma, Zaire. 1994.SEBASTIÃO SALGADO CONTACTO
11Los refugiados ruandeses llegan agotados cerca de la aldea de Kisesa. Región de Kisangani, en el antiguo Zaire, en 1997.SEBASTIÃO SALGADO CONTACTO
12Desde octubre de 1994 quedó claro que la voluntad del Gobierno de Ruanda era cerrar los campos de desplazados, pues representaban una amenaza de desestabilización. En enero de 1995, los únicos campamentos que quedaban eran aquellos al sur de la ciudad de Gikongoro. En abril de 1995, el Gobierno decidió el cierre precipitado de los últimos campamentos de desplazados. Los de Kibeho (110.000 acogidos en abril de 1995), Kamana (25.000), Ndago (40.000) y Munini (25.000) fueron rodeados por el ejército durante la noche del 18 al 19 de abril. En Kibeho hubo pánico y se produjo masacre el día 22 de abril.MDB MSF
13En 22 de abril de 1995, 10 meses después del final del genocidio, mas de 5.000 refugiados hutus fueron asesinados en el campo de refugiados de Kibeho, en lo que se conoce como la mayor matanza ocurrida en Ruanda desde el final de la guerra civil que acabó con la vida de un millón de personas.MDB MSF
14Kibeho era un campamento de refugiados internos en el sur de Ruanda en el que se hacinaban entre 80.000 y 100.000 hutus. Aquí se realizo la mayor masacre desde el final del genocidio. Las autoridades del gobierno ruandés anunciaron, el 17 de abril de 1995, que todos los campamentos de la provincia serían cerrados de inmediato.MDB MSF
15Enero 1997. Decenas de miles de refugiados hutus ruandeses, de Goma y Bukavu, huyen de los rebeldes congoleses de Laurent-Desire Kabila. Han estado escondidos en el monte durante los cinco meses previos. Exhaustos, hambrientos, esperando regresar a Ruanda, se encontraron en medio de una nueva pesadilla. Habían residido en campamentos en 1994, cuando huyeron de su país por temor a represalias. Los combates entre las fuerzas de Mobutu y Kabila obligaron a la mayoría de los refugiados ruandeses a regresar a sus hogares en otoño de 96, pero unos 350.000 de ellos fueron abandonados en el duro Zaire oriental, en el campo de batalla.SEBASTIÃO SALGADO CONTACTO
16Diciembre 1996. En el pueblo de Biaro, la Cruz Roja de Zaire está presente (traída por los rebeldes de Kabila, que quieren asegurarse de que los cuerpos sean enterrados lo más rápido posible, por temor a la epidemia de tifus) hacen un recuento de todos los huérfanos: más de 1000 niños. Están alineados a lo largo de las vías del tren. Son hijos de refugiados hutus.SEBASTIÃO SALGADO CONTACTO
17Miles de personas trataron de refugiarse en las iglesias a las que iban a rezar cada domingo. Solo en el templo de Ntarama 5.000 personas fueron aniquiladas la mañana del lunes 11 de abril. Esta foto y la siguiente muestran el resultado de esa masacre.JUAN CARLOS TOMASI MSF
18La milicia Interahamwe de radicales hutus, que llevaron a cabo casi todas las matanzas, atacaron pueblos y aldeas de la zona de Bugueseda con palos y machetes. Un poco más tarde, los habitantes escucharon una gran cantidad de disparos. Los soldados habían llegado a la ciudad.JUAN CARLOS TOMASI MSF
Sinestesia provocada por The Blaze, también en CEREMONIA 2019
4 ABR 2019/ DANIELA ANGUIANO
El tan esperado festival Ceremonia GNP está por ofrecer su séptima edición con actos desde Aphex Twin y Massive Attack, hasta talento mexicano emergente como AQUIHAYAQUIHAY y Tessa IA. Todo un bufete musical que el público tendrá que escoger sabiamente para poder deleitar sus oídos. Sin embargo, deleitar los oídos no es lo más importante, sino lograr fusionar todos los sentidos y crear un todo.
Dicho objetivo puede lograrse fácilmente con los encargados de cerrar el festival; directo desde París Francia, los primos Guillaume y Jonathan Alric mejor conocidos como The Blaze. Dúo que tras publicar su EP debut ‘Territory’ en 2017, nos dejaron claro el concepto de su proyecto: lograr que la audiencia se deje llevar a través de la música e imágenes para experimentar nuevas emociones; pues no sólo son unos increíbles músicos, sino que también son cineastas que han logrado alejarse de los estereotipos de la música electrónica al crear un imaginario visual.
El tan esperado festival Ceremonia GNP está por ofrecer su séptima edición con actos desde Aphex Twin y Massive Attack, hasta talento mexicano emergente como AQUIHAYAQUIHAY y Tessa IA. Todo un bufete musical que el público tendrá que escoger sabiamente para poder deleitar sus oídos. Sin embargo, deleitar los oídos no es lo más importante, sino lograr fusionar todos los sentidos y crear un todo.
Dicho objetivo puede lograrse fácilmente con los encargados de cerrar el festival; directo desde París Francia, los primos Guillaume y Jonathan Alric mejor conocidos como The Blaze. Dúo que tras publicar su EP debut ‘Territory’ en 2017, nos dejaron claro el concepto de su proyecto: lograr que la audiencia se deje llevar a través de la música e imágenes para experimentar nuevas emociones; pues no sólo son unos increíbles músicos, sino que también son cineastas que han logrado alejarse de los estereotipos de la música electrónica al crear un imaginario visual.
CEREMONIA 2019, MASSIVE ATTACK
MASSIVE ATTACK NO SE MOSTRÓ INDIFERENTE A
LA PROBLEMÁTICA DE MÉXICO EN CEREMONIA 2019
El trip hop es un estilo surgido en los 90 que usa el hip hop pero sin rap y sin ira. Sus exponentes no son carismáticos y de hecho, sus sonidos están hechos para escucharse con audífonos. Este género conserva vestigios del hip hop pero su destreza técnica es mucho más compleja. Anoche, Massive Attack -considerados como los inventores del trip hop- se presentó en nuestro país después de cinco años para saldar una deuda con sus fans desde 2014… y de qué manera.
Entonces, con todo este contexto, estas fueron las dos cosas clave que hicieron el show de Massive Attack en Ceremonia 2019 un evento único e inolvidable.
Visuales
Tal vez esta es la parte más principal que debemos tocar en este texto pues, como mencionamos,el trip hop es algo mucho más relajado, no es violento. Sin embargo anoche, en el concierto de Massive Attack, las palabras que veíamos en las pantallas eran duras, directas, mordaces. Escrita en español, el show inició con: “En memoria de los desaparecidos”, para después ser seguida de “Crear dispositivos inteligentes”, “Votan a los demócratas y votan dos veces o muchas”, “Aceptar”, “Unirse”, “Estar de acuerdo”, “Seguir”, “Compartir”…
Como si fueran balas que atravesaban nuestros ojos, todas y cada una de estas frases y palabras se quedaban en el alma. La música era excelsa, no tenía ni un solo fallo. Todo se escuchaba perfectamente bien afinado. Desde los samples loopeados, hasta los efectos prolongados de la guitarra con ayuda de los pedales, las dos baterías perfectamente sincronizadas o bien, el juego de voces que hacía Robert Del Naja ‘3D’; todo generaba un silencio entre el público que terminaba en mera contemplación.
Foto: Elizabeth Cacho
Pero la palabra no es la única forma de expresarse, también están las imágenes, aquellas que durante años la publicidad y el mismo sistema han metido en nuestra cabeza, como si fueran ya parte de nuestra vida diaria. Aquí Massive eligió muy bien cuáles serían, y qué mejor que las de las organizaciones que rigen tanto nuestro país como el mundo. Por eso es que mientras sonaba “United Snakes” vimos los logos del PAN, PRI, PRD, Partido Verde, UNICEF, ONU…
Es importante mencionar que el responsable de todo esto es Adam Curtis, un documentalista y escritor británico bastante reconocido en Reino Unido que decidió colaborar con Massive Attack para crear una historia y denuncia, en este caso, de las situaciones que acomplejan tanto a México como a América misma. Por eso es que también vimos imágenes distorsionadas de Donald Trump pegada con la frase de “Construye el muro”, “Paga el muro”.
Colaboraciones
Tal como lo habían prometido, Massive Attack trajo consigo a sus colaboradores más grandes. El primero de ellos fue Horace Andy, una leyenda del reggae que a sus 67 años mantiene una voz única, con efectos impresionantes en los ecos y que le da ese mood de tranquilidad a canciones como “Girl I Love You” y “Angel”, pero que al mismo tiempo las prolongó con guitarras envolventes.
Entre cada colaboración, Massive se tomaba su tiempo para empezar una canción, buscaba que todo fuera perfecto e incluso, hacía que las ovaciones terminaran en un silencio sepulcral para contemplar la magia del escenario. En ese lapso, entre la gente, se escuchaban aplausos y expresiones como “Son geniales”, “¡Maestros”, “¡Está muy cabrón!”. Y claro, los pioneros del trip hop, con una carrera de casi 30 años estaban ofreciendo uno de los mejores shows del año e incluso, para que no los haya visto antes, de la vida.
Posteriormente llegaron Young Fathers, una banda escocesa que en 2014 ganó el Mercury Prize y que ahora prestaron sus voces para “Vodoo In My Blood” y “Wake Up Here”. Al igual que Horace, ellos manejaban sus voces, jugaban con ellas a su antojo, y detrás estaban 3D y Grant Marshal ‘Daddy G’ moviendo los sintetizadores y tornamesas.
Con algunas frases en español, 3D interactuó con el público pero también, para introducir a su tercer invitado de la noche, que sería Deborah Miller, que igualmente, como sus predecesores, interpretó dos temas: “Save From Harm” y “Unfinished Sympathy”.
Foto: Elizabeth Cacho
Esta fue tal vez la aparición más esperada de la noche: el momento en que Liz Fraser apareció a escena para hacerse cargo de “Teardrop”, una canción oscura y prolongada que entre la penumbra y con una audiencia completamente entregada, mostró el singular timbre de voz de Fraser.
Nadie dejaba de moverse cadenciosamente. Algunos cantaban, otros simplemente admiraban. La noche le pertenecía completamente a Massive Attack, a su música y a su manera tan peculiar de marcar a sus fans a través de un acto en vivo que fue la excepción para México. Así que para generar más desconcierto, después de “Teardrop” -canción que fue parte del encore-, rápidamente apareció un video, tributo, crítica social y comercial de Adidas con la canción “Levels” de Avicii. ¿Una manera poética y sutil de rendirle tributo a un exponente de la música que se suicidó recientemente? ¿O acaso es una crítica social hacia la mercadotecnia o las nuevas formas de consumo de la música?
Después de una larga pausa, llegó el cierre del concierto de la forma más perfecta posible. “Group Four”, un tema lento, psicodélico y contemplativo a cargo de la voz de Fraser que, de nueva cuenta, sumió a todos con su voz tenue.
Conclusión
En esta ocasión no hubo covers -excepto por lo de Avicii, claro-, pero una vez más, Massive Attack demostró que está más que consciente de de los movimientos sociales, políticos y militares tanto de México como del mundo. Su set estuvo completamente cargado de oscuridad, impacto visual y auditivo gracias a una ejecución impecable, marcada por transiciones pausadas a través de luces apagadas y contadas interacciones con el público.
Con esto, Massive Attack probó que su show es un acto valiente, único, que a pesar de que sus sonidos están diseñados a escucharse con audífonos, presenciar su técnica en vivo es un momento único e irrepetible. Por eso, hoy podemos decir que esas ganas que quedaron en todos nosotros desde 2014 están más que saciadas… y de qué manera.
Foto: Elizabeth Cacho
Setlist
Take It There
United Snakes
Girl I Love You (con Horace Andy)
Future Proof
Inertia Creeps
Voodoo in My Blood (con Young Fathers)
Way Up Here (con Young Fathers)
Angel (con Horace Andy)
Safe From Harm (con Deborah Miller)
Unfinished Sympathy (con Deborah Miller)
Encore:
Teardrop (con Elizabeth Fraser)
Levels (Avicii cover)
Un día más con vida- Muestra 66 Cineteca Internacioal de Cine
Un día más con vida
Polonia-España-Bélgica-Hungría-Alemania | 2018 | 85 min.
Título Original: Jeszcze dzien zycia Director: Raúl de la Fuente y Damian Nenow, basados en el libro homónimo de Ryszard Kapuscinski Guión: Raúl de la Fuente y Amaia Remírez, en colaboración con Damian Nenow, David Weber y Niall Johnson Fotografía: Color Dir. Fotografía: Raúl de la Fuente y Gorka Gómez Andreu [fotografía], Piotr Zyla y Miklós Varga [supervisión de animación] Música original: Mikel Salas Edición: Raúl de la Fuente Productor: Amaia Remírez, Jarek Sawko y Ole Wendorff-Ostergaard Compañía distribuidora: Indie Sales Compañía productora: Platige Films, Kanaki Films
En 1975, el periodista Ryszard Kapuscinski viajó a Angola, uno de los campos de batalla a la sombra de la Guerra Fría. La situación de esa nación devastada por la guerra y las personas que conoce durante su odisea de tres meses, cambiaron sus ideales de vida. Basada en el libro homónimo publicado en 1976, Un día más con vida mezcla secuencias de animación que recrean el viaje del reportero polaco por el país africano con imágenes de archivo y entrevistas a sobrevivientes, lo que permite explorar el paisaje de un conflicto bélico que todavía resuena a más de 40 años. El filme resulta un poético ensayo documental sobre la fuerza de la memoria y el trabajo periodístico.
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